Entre los grandes objetivos de vida que tenemos los seres
humanos, dos destacan por encima de los demás: conservar una buena salud y
mejorar la situación financiera. Y, aunque no seamos conscientes de ello (o no
lo éramos tanto hasta la llegada de la pandemia), ambas esferas están mucho más
relacionadas entre sí de lo que nos creemos.
Y es que, para conseguir ambos objetivos, tenemos que poner
de nuestra parte y modificar ciertos hábitos que llevan mucho tiempo arraigados
en cada uno de nosotros. De esta manera podremos conseguir alcanzar una serie
de cambios que, por otra parte, no son instantáneos, sino que van cumpliéndose
poco a poco (como ocurre cuando nos ponemos a dieta, por ejemplo, que es un
proceso lento y constante, que no se consigue en dos días).
Y esto es de lo que vamos a hablar en este artículo, por qué
los cambios hacia una vida sana para mejorar nuestra salud están directamente
relacionados con la mejora de nuestra financiera, con varios ejemplos a
continuación:
La relación con la
alimentación
Una alimentación sana y equilibrada, como es la dieta
mediterránea, puede ayudarnos a ahorrar mucho dinero. Esto se debe a que este
tipo de alimentación se basa fundamentalmente en productos crudos no procesados
que, por regla general, son más económicos que aquellos que ya vienen
elaborados (como por ejemplo la verdura, los cereales, la fruta, el arroz, las
legumbres…). Hay alimentos de este grupo que siempre tienen precios muy
asequibles (por ejemplo, las zanahorias o las manzanas) y otros que tienen ofertas
o promociones de forma habitual (por ejemplo, cuando están “feos” de aspecto).
Además, este tipo de productos también se venden congelados, a muy buen precio,
y sin apenar mermar su calidad.
Huye de determinados
vicios
Y por vicios entendemos los dulces procesados, el alcohol,
los refrescos y zumos no naturales, el tabaco, otro tipo de sustancias no
legales, el juego, etc. Todos tenemos claro que este tipo de “adicciones” son
perjudiciales para la salud en mayor o menor medida pero esto hace que muchas
veces pase desapercibido el hecho de que también son enormemente perjudiciales
para el bolsillo porque, no nos engañemos, los vicios no son baratos. Trata de
reducir el consumo de cigarrillos al día o de copas de vino a la semana, y
notarás como tu economía te lo agradece, y no sólo tu salud.
Ejercicio y sueño
Existe la creencia de que llevar una vida sana es algo caro
que cuesta dinero y, si nuestro objetivo es ahorrar, es muy difícil compaginar
ambos temas, pero esto no es así: existen multitud de opciones que no suponen
un gasto de dinero que nos ayudarán a mejorar nuestra salud y, por
consiguiente, nuestra economía.
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Ejercicio: hay multitud de opciones para
realizar ejercicio sin gastarse un céntimo como salir a caminar a mayor o menor
ritmo (o correr, o patinar); subir y bajar escaleras (en lugar de coger el
ascensor); hacer ejercicio sin apuntarse a un gimnasio, directamente en casa
con tutoriales de Internet utilizando objetos cotidianos o el propio cuerpo
(calistenia), etc.
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Sueño: dormir bien es algo fundamental para
mejorar nuestra salud y nuestro estado de ánimo y, lo mejor de todo, ¡es que es
gratis! Trata de acostarte siempre a la misma hora, evita cenar y hacer
ejercicio en las tres horas previas a irte a la cama y mantén la habitación en
condiciones óptimas de temperatura y ruido. Y si tienes problemas para
conciliar o mantener el sueño, una infusión o técnicas de relajación te podrán
ayudar a conseguirlo de manera más fácil.
Los seguros de salud
o de vida
Como ya sabemos, las aseguradoras tienen sus propios
sistemas de “rating” o puntuación para saber cuánto dinero tienen que cobrar a
cada uno de sus clientes. Por tanto, en este tipo de seguros (en los que se
tiene en cuenta la edad pero también el peso la altura o la tensión), cuanto
mejor sea nuestro estado de salud, más económica será la cuota que nos tocará
pagar (ya que tendrás menos posibilidades de desarrollar una enfermedad).