Métodos para ahorrar hay muchísimos, y todos ellos son igual
de efectivos, sólo hay que encontrar aquellos que mejor se ajusten a nuestros
hábitos y forma de vida. En este artículo te hablaremos de dos que son muy
conocidos:
Método Kabebo
Con origen en Japón (significa “libro de cuentas”), fue
creado por la periodista Motoko Hani a principios del s. XX (1904) con el
objetivo de llevar el control de los gastos de la economía familiar (por tanto,
era un método usado por las mujeres en su mayoría, ya que por aquel entonces
eran ellas las encargadas de estos temas).
El mecanismo es muy sencillo: tan sólo tenemos que apuntar
los ingresos mensuales de la unidad familiar y, al lado, los gastos fijos que
estimamos que vamos a tener el mes próximo (los gastos fijos como la hipoteca o
alquiler, la luz, el agua, el colegio de los niños…). Del sobrante, tendremos
que hacer dos montones, uno para el ahorro y otro para los gastos variables
que, según este método, se dividen en:
–
Supervivencia: comida, transporte, farmacia…
–
Ocio: cenar fuera de casa, viajes, tabaco…
–
Culturales (en Japón lo diferencian del ocio):
libros, cine, teatro, danza…
–
Extra: cualquier gasto imprevisto como el
dentista o el taller del coche
Una vez elaborado el presupuesto, hay que registrar TODOS
los gastos que hagamos cada día, por pequeños que sean, sean en efectivo, en
tarjeta o por recibo en el banco. Y ver si estamos cumpliendo con los objetivos
marcados o si nos estamos desviando (y cuánto).
Truco: haz balances semanales, así verás más fácilmente si
estás cumpliendo con los objetivos de ahorro ya que cada semana representa,
aproximadamente, el 23% del presupuesto mensual. Si estás por debajo de esa
cifra, enhorabuena, pero si estás por encima, tendrás que disminuir los gastos
en las semanas siguientes.
La Regla 50-30-20
Este método de ahorro apareció por primera vez en el libro “All
Your Worth: The Ultimate Lifetime Money Plan” de la senadora Elisabeth Warren,
publicado en el año 2006, y tiene como objetivo el ahorro del 20% de tus
ingresos mensuales.
Para ello, lo primero que hay que hacer es calcular los
ingresos mensuales de la unidad familiar (este es el punto de partida de todos
los métodos de ahorro) para luego distribuir esa cantidad de la siguiente
manera:
–
50% para aquellos gastos necesarios para poder
vivir, como son el alquiler o hipoteca, los suministros del hogar, la
alimentación, la educación escolar, el transporte, las medicinas, etc.
–
30% para gastos no necesarios, como ropa y
calzado, viajes, ocio, caprichos.
–
20% para ahorrarlo.
Truco: abre una cuenta bancaria alternativa y, según entre
en la cuenta la nómina mensual, transfiere a esa nueva cuenta el 20% de los
ingresos. De esta manera ya no tendrás alcance a ese dinero de forma visual y
tu cerebro se adaptará a la nueva situación económica. Además, tener esa
cantidad de dinero separada virtualmente te permitirá destinarla a productos
financieros que te harán rentabilizarla como puede ser un plan de pensiones, un
fondo de inversión o un depósito a plazo fijo (dependiendo de tu situación
personal y del riesgo de tu perfil inversor).