Hoy en día poca gente se cuestiona el hecho de que hay que
cuidar el medio ambiente en el que vivimos, ya que sólo tenemos un planeta y
los actos que realizamos tienen consecuencias sobre él. Y para poder cuidarlo,
hemos de potenciar la reducción de nuestra huella contaminante, la
reutilización de los productos y bienes de consumo, y su reciclaje posterior.
En España, aunque cada vez estamos más concienciados con el
reciclaje y lo hacemos más y mejor, aún seguimos lejos de la media europea
(48%), con apenas un 35%, según Ecoembes. Y estamos aún más lejos de los
objetivos marcados por la agenda 2030 (que rondan el 60%).
Pero, ¿es tan difícil reciclar? ¿Y qué ventajas tiene y cómo
puede ayudarme en el ahorro?
Reciclar es algo muy sencillo y que apenas nos lleva tiempo,
tan sólo hemos de cambiar algunos hábitos o rutinas del día, aquí dejamos
varias recomendaciones:
–
Reutiliza la bolsa de la compra: y si puede ser
de tela o rafia en vez de plástico, mucho mejor.
–
Elimina de tu mente el concepto “usar y tirar”:
como el de las pajitas para beber (ya prohibidas por la UE), cubiertos, vasos y
platos de plástico de un solo uso, envases para bebidas para llevar…
–
Lleva siempre una botella, termo o cantimplora:
así no tienes que comprar una botella de agua (de plástico) cada vez que
quieras beber.
–
Cocina en casa y toma bebidas naturales (y no
envasadas como zumos artificiales o refrescos).
–
Evita los envases: si vas a comprar fruta al
supermercado, que sea a granel y no en bandejitas envueltas con papel film. Y
lleva tus propios envases, cada vez hay más sitios donde puedes rellenar el
champú, el detergente, la leche corporal y pagar sólo por el contenido.
–
Dona o reutiliza la ropa que ya no utilices:
convierte unos pantalones largos en unas bermudas, un pijama viejo en un trapo
de cocina o véndela (o regálala) en alguna aplicación o en algún centro de
recogida.
–
Dale un nuevo uso a los envases: una botella de
vidrio puede ser un jarrón, o una caja de regalo puede servir para guardar
pequeños objetos de oficina.
–
Nunca tires comida: si te ha sobrado, congélala
para otro día. Y si lo que te han sobrado son los ingredientes, busca en
Internet otras recetas diferentes. No sólo eliminas el desperdicio, también
descubres sabores nuevos.
–
Cuida el agua: con pequeños gestos diarios como
ducharse en lugar de bañarse o cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes
o friegas los cacharros.
Además de colaborar en la salud del planeta, todos estos
gestos también tendrán un efecto directo en tu situación económica, ya que todo
aquello que reutilices, hará que no tengas que gastarte dinero en sustituirlo
por algo nuevo. Y todo lo que sea reducir, te ayudará a gastar menos en tu día
a día.