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¿Cómo ahorrar comiendo fuera de casa?

En España, como buena sociedad mediterránea, tenemos una gran “cultura de bares”, es decir, nos gusta reunirnos con nuestros amigos y familiares en estos locales, ya sea para tomar un café, organizar una comida, tomar unas copas… Y es que, además de un lugar de encuentro en el que poder socializar, también es una de las actividades de ocio más llevadas a cabo, en parte gracias a la multitud de tipologías diferentes que existen para estos locales: restaurantes, cafeterías, pubs, gastrobares, enotecas, etc., etc., etc.

Sin embargo, al ser algo tan habitual, el salir a comer fuera hace que sea uno de los aspectos que más nos afectan a la hora de ahorrar y es que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), cada español nos gastamos de media casi 2.500€ al año (para una familia de 4 miembros esto supone la friolera de casi 10.000€ anuales).

Sabemos que eliminar este ocio no es algo que ni siquiera esté contemplado pero al menos vamos a ofrecer unos consejos para que, cuando salgamos a comer por ahí, el bolsillo sufra lo menos posible:

Presupuesto previo

Como decimos siempre en este y otros tantos artículos, es imprescindible fijarse un presupuesto antes de salir de casa y ceñirse a él (si no, no sirve de nada). Pero este presupuesto tiene que salir, a su vez, de uno global más amplio con los gastos del mes, desglosados en diferentes partidas. Existen multitud de aplicaciones y sitios webs que pueden ayudarte a crear tu propio presupuesto y si no, siempre puedes recurrir al Excel, aunque lo más probable es que te dejes algunos gastos fuera si lo utilizas.

Comer mejor que cenar

Al menos entre semana, la mayoría de bares y restaurantes ofrecen “menú del día” con varias opciones de primero, segundo y postre, a precios muy ajustados, ya que el perfil al que se dirigen es el de cliente que trabaja cerca y tiene poco tiempo para comer. Por el contrario, la noche se asocia más a relajarse, quedar con los amigos y charlar, por lo que los menús desaparecen, los precios se incrementan y las sobremesas se alargan.

Aprovecha las ofertas

Cada vez más, hay restaurantes (tanto para comer como para cenar) que ofrecen promociones y descuentos por diversos motivos (por lanzamiento de un nuevo producto, por aumentar la afluencia en determinados días, por darse a conocer, etc.). Aprovecha esas ofertas (2×1, 30% de dto. en toda la carta, entrante gratis con tu segundo, hora feliz…), son muy fáciles de localizar en páginas de chollos y descuentos y pueden reducir considerablemente el importe de la cuenta.

Las bebidas incrementan (y mucho) la factura

Seguro que ya lo sabes, pero no está de más el recordarlo: los bares y restaurantes tienen en las bebidas sus mayores márgenes de beneficio (márgenes que pueden llegar fácilmente al 1.000% mientras que el de la comida ronda “apenas” el 400%). Por tanto, bebe con agua y pídela del grifo, ya que por ley tienen obligación de servirla.

Evita los locales de moda

Si un restaurante está de moda, muchos clientes querrán acudir y lo lógico es que el local aumente sus precios (aplicación básica de la ley de la oferta y la demanda). Huye de estos locales y busca otros que no sean tan conocidos, pero que tengan buenas reseñas (la evolución del boca a boca a versión digital). Y no te fíes de las apariencias, es muy posible que el “Bar Manolo” de la esquina tenga las mejores croquetas de la ciudad, aunque no sea tan bonito como el restaurante que acaban de abrir en la esquina.

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