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¿Cómo ser un experto viajero “low cost”?

Ya te hemos contado cómo puedes ahorrar a la hora de reservar tus vacaciones, pero esta vez nos vamos a centrar en qué puedes hacer una vez que ya tienes el viaje pensado, el destino elegido y los vuelos sacados, es decir, trucos para ser un verdadero viajero “low cost” y no dejarte todo el dinero que has ahorrado en la compra del vuelo una vez que pones un pie en tierra:

          Utiliza el transporte público local (trenes autobuses, metros) o camina lo máximo posible, y evita el uso de taxis, Ubers y demás. Muévete como un local, no sólo ahorrarás dinero, también conocerás el día a día de la ciudad.

          Alquila una bicicleta o patinete, te moverás más rápido que andando, no contamina el medio ambiente y es un medio de transporte muy económico.

          Trenes nocturnos: ya que unes en un único gasto el alojamiento (dormirás en el tren) y el transporte (llegarás a tu destino a la mañana siguiente). Además del ahorro que supone, te permite rentabilizar mejor el tiempo.

          Viaja en autocaravana: si viajar en tren nocturno te permite unir los gastos de alojamiento y transporte durante una noche, con una autocaravana tendrás unido este gasto durante todo el viaje, ya que tu medio de transporte será tu hogar con ruedas.

          Visita sólo aquellas atracciones turísticas que te llamen la atención e infórmate antes de si realmente merecen la pena. ¿Cuántas veces hemos pagado por entrar en algún sitio o nos hemos desplazado durante una hora para visitar un lugar y, al salir, hemos dicho que si lo llegamos a saber no entramos? Estamos tan obsesionados por verlo todo que muchas veces se nos olvida que lo importante es disfrutar lo que estamos haciendo (y eso implica que no es obligatorio visitarlo todo, sólo aquello que nos apetezca).

          Muchas atracciones turísticas como museos, monumentos, edificios emblemáticos, etc., tienen días de entrada libre. Infórmate de cuándo son y aprovecha para visitarlos, te ahorrarás el precio de la entrada que, en algunos casos, puede ser considerable, dependiendo también del número de personas que seáis.

          Haz todos los “Free Tours” que puedas ya que son una manera muy económica de conocer los destinos, no sólo la parte cultural, sino también la popular, ya que los guías os aconsejarán sobre multitud de aspectos como dónde es más barato comer o qué fiestas no te puedes perder, y todo por un coste más que asumible (la voluntad, que recomendamos que nunca sea inferior de 5€ por persona, y siempre en torno a los 10€ si es posible).

          Las tarjetas turísticas, a pesar de no tener un precio que podamos considerar barato, son una manera excelente de ahorrar dinero si tenemos pensado visitar varios monumentos o museos, ya que reúnen a muchos ellos por un precio mucho más reducido que si sacáramos las entradas de cada uno de forma individual.

          A la hora de comer, huye de los restaurantes turísticos. Si un local no come ellos, mejor tú tampoco lo hagas. Busca restaurantes más pequeños y familiares, con comida casera, su carta será más económica y la comida de mucha mejor calidad. Y si te gusta probar cosas nuevas, atrévete con los puestos de comida callejera (eso sí, antes de pedir revisa disimuladamente las condiciones sanitarias, para evitar luego sustos innecesarios).

          Compra en supermercados locales y prepara tu propio picnic o comida callejera. Cada vez más supermercados tienen una zona de platos preparados y, además, muchos de ellos cuentan ya con microondas en la salida para que puedas disfrutar calientes los platos elegidos.

          Si vas a viajar una larga distancia durante varias horas, lleva a mano algo de comer, te ahorrarás mucho dinero en comparación si compras la comida en el tren o avión y, además, seguramente será de mejor calidad.

          Siempre que sea posible, cocina tú mismo: si alquilas un apartamento en vez de un hotel, intenta desayunar en casa todos los días y llévate la comida y/o la cena que hayas preparado, ahorrarás muchísimo dinero al final de las vacaciones.

          Si vas a viajar fuera de Europa, contrata los servicios de telefonía e Internet a una empresa local para evitar que tu factura telefónica se dispare. Para ello, compra una tarjeta SIM nada más llegar a destino, de las de prepago, que podrás ir cargando según se vaya gastando el saldo.

          Si tu banco te cobra comisiones por utilizar la tarjeta en el extranjero, contrata antes de viajar una de las muchas tarjetas que tienen los neobancos (o bancos por Internet) sin comisiones por hacer tus compras o sacar dinero fuera de tu país. Además, estas tarjetas también te permiten fijar unos límites diarios, que te ayudarán a controlar mejor tus gastos.

          No compres souvenirs, al final acaban cogiendo polvo en las casas de tus allegados y sólo han servido para disminuir el dinero de tu bolsillo a lo largo de las vacaciones. Mucho mejor tomar una foto de un sitio especial o de algo que te recuerde a alguien y enviárselo con el Smartphone junto a una dedicatoria especial. Seguro que le hace mucha más ilusión y a ti te sale mucho más barato.

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